La ilusión que se siente al
trabajar en algo que te gusta, la paz que se siente al contemplar un atardecer
en el mar, la plenitud que se siente al elegir libremente la actitud con la que
quieres responder a lo que te sucede en la vida... Son ejemplos de valores que
llenan de sentido nuestra vida, que son nuestro "para qué" vivir.
Nietzsche dijo "quien tiene
un para qué es capaz de cualquier como". ¡Y cuánta razón tenía! Porque uno
no quiere levantarse solo para sobrevivir en una vida carente de sentido, uno
se levanta cuando siente que todavía hay algo por lo que merece la pena vivir
o, por lo menos, cuando tiene la esperanza de encontrarlo. Y eso es
precisamente lo que aportan los valores.
¿Qué son los valores?
Un valor es un referente en la
vida que nos aporta una posibilidad de sentido; es algo importante,
que orienta mi vida, me ofrece un sentido y me llama. ¿Por qué hay cosas que no
nos son indiferentes? Hay cosas, acciones, personas, que valoramos como buenas
para nuestra vida, que nos van a aportar crecimiento en el sentido más profundo
de la palabra, es decir, van a fomentar que nos desarrollemos cada vez más como
personas.
Desde la logoterapia, V.Frankl plantea tres tipos de
valores:
1) Valores de
creación. Hacer o producir algo
2) Valores de
vivencia o experiencia. Vivenciar algo o amar a alguien.
3) Valores de actitud. Afrontar
una situación inevitable con una determinada actitud y firmeza, con dignidad.
Los valores de creación corresponden a la
obra que realiza la persona, cómo realiza su trabajo. Implica sentirse útil,
aportar algo a la sociedad y a las personas que te rodean, supone dejar algo
que tú has creado en este mundo. Por ejemplo, implicarte en tu trabajo, aportar
ideas, crear herramientas...
Los valores vivenciales o experienciales suponen experiencias
concretas de encuentro con otras personas, con la belleza, la verdad, el
arte... Se realizan mediante la acogida pasiva (en el sentido de dejarse
inundar vivencialmente) del universo, del otro por el yo.
Entre estos valores, el más sobresaliente es el amor. La persona
encuentra sentido en su vida al experimentar y ofrecer su amor a otra persona o
personas.
Los valores de actitud son los que se ponen
de manifiesto cuando no existe ninguna posibilidad de cambiar el "destino"
(lo realmente inevitable en mi vida), lo importante es la actitud con la que se
afronta. Sin embargo, si la persona se tiene que enfrentar al sufrimiento sin
un sentido cae en la desesperación. El sufrimiento en sí mismo no tiene
sentido. Lo que tiene sentido es la actitud de la persona frente a éste.
A su vez, esa actitud puede servir de ejemplo, ánimo
y aprendizaje, no solo para uno mismo sino, también, para las personas que
están alrededor y son testigos de ello. Y eso, en sí mismo, puede aportar otro
sentido.
Los valores son propuestas de caminos para encontrar sentido en la
vida. Se tienen que descubrir personalmente, no pueden ser impuestos. Y, en
realidad, no se pueden enseñar sino mostrar.
¿Por qué son
importantes en la terapia?
Los valores en la psicoterapia son importantes por varios motivos.
Si los valores mueven a la persona, es importante tenerlos siempre
presentes como una fuerza a la que nos podemos agarrar para seguir adelante,
superar las dificultades y continuar el camino con sentido.
Por otro lado, si la persona ha caído en una gran desesperanza,
ayudarla a descubrir los valores que a ella o él le llaman puede ser un punto
de luz para enfrentarse a aquello que le sobreviene.
Por ello, una psicoterapia
integradora, que contempla la realidad de la existencia humana en su
complejidad y profundidad, tiene en cuenta la importancia de los valores en el
proceso de sanación y crecimiento de un ser humano.
Frankl, V. E. (1988c). El hombre en busca de sentido (9ª ed.). Barcelona: Herder.
(original de 1946)
Frankl, V. E. (1988a). La voluntad de sentido.
Barcelona: Herder. (original de 1982).
Noblejas, M.A.
(1994). Logoterapia.
Fundamentos, principios y aplicación. Una experiencia de evaluación del
"logro interior de sentido". Tesis doctoral de la Universidad Complutense de
Madrid. Facultad de Educación. Publicaciones electrónicas.