viernes, 14 de julio de 2017

WALL-E

Wall-E




           
La tierra permanece oculta tras un montón de basura creada por los humanos. Ante la imposibilidad de la vida debido a la cantidad de desechos, los seres humanos abandonan el planeta dejando a Wall-E, un simpático robot, atrás. 
Wall-E se siente muy solo.
            De pronto en su vida aparece Eva, un robot enviado por los humanos en busca de vida en la tierra. ¡Su soledad está curada! Wall-E seguirá a Eva hasta la nave madre donde se encontrará con unos seres humanos gordos, incapaces de hacer nada por ellos mismos ni de ver y vivir nada real (“viven” su vida a través de pantallas, todo ficción). La llegada de Wall-E a la nave revolucionará la vida de las personas que allí viven. No encaja en un sistema perfecto: lo “pringa” todo de basura, provoca accidentes con los otros robots y también gracias a su imperfección consigue despertar de su "hibernación" a algunas personas. 
"No sabía que tuviéramos una piscina" dice una mujer tres ser interrumpida del ensimismamiento con su pantalla por Wall-E.
            También es gracias a Wall-E que llega la vida pues es él que le da la planta a Eva. Y con que trae la vida me refiero a que la trae en sentido físico (la planta) y en sentido existencial puesto que poco a poco vuelve la vida de verdad a la nave, con sus retos, autonomía, consciencia...
            Wall-E representa a esas personas que viven y se "pringan" de tierra. Porque si en tu piel no hay un gramo de tierra, en realidad, no has caminado. Va detrás de aquello con lo que ha sido más feliz y ha encontrado sentido (en su caso es Eva), aunque por ella tenga que arriesgar su vida.

En cuanto a la relación entre Eva y Wall-E tienen que ajustarse el uno al otro. Son tan diferentes...Hay una escena en la que están en el espacio y se cruzan varias veces sin llegar a tocarse, pero buscándose. Esa escena recuerda a lo que decía Sartre: los seres humanos se buscan, pero nunca van a llegar a encontrarse. Sin embargo, Wall-E y Eva se van adaptando hasta que consiguen encontrarse. Esta filosofía se parece más a la de Martin Buber que plantea que de hecho sí que es posible un encuentro existencial, real y profundo entre personas. Ese encuentro verdadero llama la atención, sorprende, entusiasma a los demás. Les recuerda la posibilidad de ello en su existencia y les recuerda que, en el fondo ellos también lo buscan. No tiene por qué ser un amor romántico de pareja (como ofrece esta película); el verdadero encuentro entre personas es lo que echan en falta, lo que buscan y les aporta felicidad.
            También la codicia y el deseo de poder humanos están representados en la figura del robot segundo de abordo que tiene que controlar él todo.

            Por supuesto, la película es una crítica directa al poco cuidado del medio ambiente que la sociedad está teniendo, así como las consecuencias negativas que podemos experimentar si nos dejamos dominar por la tecnología. Pero de lo que también trata la película es del sentido en la vida. Cuando el capitán descubre la planta y reflexiona sobre la posibilidad de volver a la tierra, el robot le advierte sobre el peligro de su supervivencia y el dice: "no quiero sobrevivir, quiero vivir". Esta frase se asemeja a la que dijo Frankl: el sentido de mi vida no es que mis genes sobrevivan. De hecho, al final de la película Wall-E se sacrifica por salvar la esencia de la vida (representada en la planta). Pone su supervivencia al servicio de la vida y de la vida de los demás. Y es gracias al amor que lo conecta a Eva, por el que vuelve a conectar con la vida.
Es definitiva, es una película en la que se muestra la apuesta por los nuevos comienzos (nuevas relaciones, nuevos aprendizajes y nuevas liberaciones de lo que a cada uno le esclaviza, dentro de uno mismo o fuera). Y en la que se apuesta por reconstruir lo que previamente se había destrozado (como la naturaleza). 


¡Por los nuevos comienzos!