sábado, 22 de abril de 2017

Un cuento chino

UN CUENTO CHINO




                Una vaca cae del cielo, un momento importante se ve truncado por una desgracia:  

una vaca cae del cielo y aplasta lo que era e iba a ser la vida feliz de Jun, matando a su novia. Tras este infortunio, Jun se va a Argentina en busca de su tío. En Argentina se encuentra con el protagonista de esta historia: Roberto, un hombre malhumorado que vive de manera hipercontroladora.

                Verdaderamente, Roberto se comporta con los demás de forma cerrada y brusca porque él mismo está cerrado a la vida y enfadado con ella. Hay una escena que muestra, precisamente, esta forma de intentar controlar la vida que tiene Roberto: cuando se le ve contando los tornillos en su ferretería una y otra vez y llega a la conclusión de que tiene tornillos de menos. El vendedor le dice que la máquina a veces suelta tornillos de más y otras veces de menos (¡cómo la vida misma, que a veces nos da de más y a veces de menos!). Roberto siente lástima de sí mismo, la vida siempre le echa de menos a él. Desde este victimismo, no sale de su amargura. Sin embargo, cuando la vida le ofrece tornillos de más (la oportunidad de estar con Mari) tiene miedo a cogerlos (tiene miedo a iniciar una relación con ella). No quiere regalos de la vida. No los acepta porque entonces tendría que cambiar su perspectiva de cómo es la vida y porque, de esta manera, se evita decepciones y sufrimientos (o eso piensa él ya que, realmente, con su vida actual es infeliz).

                En su soledad, Roberto pasa el rato mirando los periódicos; viviendo la vida de otros y leyendo cómo la viven otros. A demás busca noticias que confirmen su visión pesimista de que la vida es ridícula.

                La casa de Roberto parece ser la imagen de cómo está él por dentro: llena de cosas viejas y rotas, anclado al pasado. Esta casa, va a ir cambiando a medida que Roberto lo va haciendo, con la llegada de Jun. Comienza a tirar algunas cosas...comienza a estar más receptivo. En este cambio, le acompaña Jun, el cual actúa como un maestro zen que le ayuda a limpiar su casa. Pone su vida patas arriba y va limpiando lo que está sucio, podrido, viejo, roto... La aparición de Jun cambia su vida. Roberto tuvo que estar receptivo (actitud que se observa en que es él el que comienza a limpiar) pero Jun le dio el empujón y la fregada fuerte. Limpiar lo viejo para ir dejando espacio a lo nuevo.

                ¿Y cómo hace Jun para ayudar a Roberto?

             Jun reta a Roberto a dejar de girar en torno a sí mismo. Le “descoloca” al plantear un enfoque de vida totalmente distinto. Para él todo lo que ocurre tiene sentido. Este sentido lo encuentra, en última instancia, en la actitud con la que enfrenta lo que la vida le pone delante. Hablan idiomas distintos, no solo chino y castellano, sino que entienden la vida de manera distinta. ¡Qué difícil entenderse así! Pero lo consiguen. Se comienzan a entender ante la humanidad de Jun, que conecta con lo humano de Roberto. Éste se compadece de la situación de Jun. Com-padecer (padecer con), vivir y sentir con el otro. Eso es lo que experimenta Roberto: el encuentro con un otro que sufre pero que, a la vez, enfrenta con valentía la vida. Ese encuentro cuestiona a Roberto y le llama a querer implicarse más en ayudar a Jun. Ese encuentro le hace querer para sí la libertad que Jun transmite. En ese encuentro Roberto comienza a dejar entrar a Jun en su mundo, se interesa por su vida, por conocerle y le cuenta su propia historia. Al compartirla comienza a liberarse de la carga de su pasado.



                ¿Y qué pasa con la vaca?

                La vaca para Jun es símbolo de desgracia. Una vaca caída del cielo fue lo que mató a su mujer, su proyecto de vida, su ilusión, su alegría en ese momento. Para Mari, por el contrario, es símbolo de prosperidad. Su vaca le hace compañía y le da la leche con la que se alimenta. Pero la vaca no es buena ni mala en sí, sino que aquello que ha ocurrido con la vaca es lo que ha desencadenado acontecimientos difíciles o prósperos.

                Al final de la historia, Roberto mira de frente el dibujo de una vaca. Una vaca de mirada desafiante que parece estar diciendo: ¿te atreves a vivir?